Sorprendentes goleadas.

La UEFA Champions League suele tener grandes goleadas a lo largo de su fase de grupos, incluso ya en las eliminatorias (lyon 7 Werder 2 en marzo de 2005.) Las fases de grupos también suelen abrirse con alguna goleada contundente, el 5-0 del Barça al Levski la temporada pasada, o el 5-0 del United al Panathinaikos en 2003.

Esta primera jornada de esta edición de la Champions League se presentaba con bastantes cruces de nivel, otros no tanto (Slavia de Praga-Steaua de Bucarest o Olympiakos-Lazio.) Pero por encima de todos, destacaban dos cruces entre 4 de los equipos que suelen hacer mejor fútbol en los últimos años. Llegaba un Lyon, que ni mucho menos domina en la liga francesa como acostumbra, pero con un Benzema explosivo y sabiendo que podía sacar algo positivo de un Barça que tampoco atravesaba por su mejor fútbol. El Sevilla debutaba en la Champions League en un escenario majestuoso, el Emirates se vestiría de gala para recibir al bicampeón de la UEFA. Dos equipos que juegan rápido, con calidad, con fútbol vistoso se enfrentarían en un partido que a priori se presentaba como igualado y vibrante.

Si antes de la jornada me hubieran dicho que sólo dos equipos lograrían llegar a los 3 goles, que lo harían en el descuento, y que serían dos 3-0, posiblemente hubiera apostado a que las goleadas las hubiera patrocinado la Roma y el Chelsea. Con lo de la Roma no me hubiera equivocado tanto, un auténtico baño al Dinamo de Kiev, que al menos en Europa no es ni la sombra del mejor Dinamo de años anteriores, que acabó en 2-0 pero con ocasiones clarísimas que no entraron (especialmente un remate dentro del área de Juan que golpea en el palo). Con el resultado del Chelsea sí que hubiera fallado estrepitosamente, ya que anoche el quinto clasificado de una liga tan modesta como es la noruega, situado a 13 puntos del líder y con escasas posibilidades de ganar su campeonato nacional, sorprendió a todos empatando en un Stamford Bridge (que no se llenó) y que plantea muchas dudas sobre este Chelsea.

Pero sorprendentemente fueron los dos partidos de más nivel los que nos dejaron las goleadas más importantes. El Barça arrolló al Olympique de Lyon. Perrin sentó a Grosso, que no atraviesa un momento, para jugar con Réveillère en el perfil izquierdo para tratar de frenar a Messi, pese a ello logró dos goles (aunque uno realmente es de Clerc en propia puerta) y tuvo ocasiones para hacer dos o tres más. Henry logró en el descuento un gol que le libera de toda la ansiedad acumulada.

Pero si el partido del Barça fue una exhibición de calidad y velocidad, más lo fue el partido del Arsenal. Juego rápido, al primer toque, con calidad para desbordar a un Sevilla, que pese a tener ocasiones no estuvo cómodo en casi ningún momento. La mala fortuna influyó en el primer gol, ya que un disparo de Cesc rebotó en la espalda de Escudé haciendo imposible la parada de Palop, gol al más puro estilo Deco. Después un gol de Van Persie y ya en el descuento un error garrafal de Fazio permitió que Eduardo da Silva redondeará un resultado que deja al Sevilla como farolillo en el grupo de menos nivel de toda la Champions.

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Álex Gonzalez
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